Por Sergio Polo.
Sí, así es; 2+4 es igual a 1 y ese 1
es Alemania. Así se llamó el tratado —Tratado Dos más Cuatro— por el cual, las
cuatro potencias que controlaban la zona de ocupación aliada tras la Segunda
Guerra Mundial, más las dos Alemanias, (y me permito ponerlas por este orden
por la propiedad conmutativa de la suma), la Federal y la Democrática,
allanaron el camino para su reunificación. Esta reunificación, aunque fue
ansiada por muchos, no estuvo exenta de polémica y fue objeto de cierto temor
por otros.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuuHMYI2ylIlkddl-novUJQiIHOXgqv1H_yjMk23bIAychQgevjx8awPBgBmERhcGG90i-VFs6jO59em2tfjxHTRuF1gn5P6N3Ybn4WKLM87Xg-PehuA74pWc0XOVOX-eKP0Iwdxt4aDs/s1600/image47.png)
Ansiada fundamentalmente por la mayoría de los alemanes que veían
cómo se terminaba de cerrar un capítulo negro de su historia que dio comienzo
al finalizar la Segunda Guerra Mundial y que había dejado una larga y profunda
cicatriz en forma de frontera separando, en dos mundos que más que diferentes
podríamos llamar antagónicos, lo que unos años antes había sido una de las
cuatro potencias hegemónicas más importantes de la Tierra. Y temida también por
algunos alemanes y sus vecinos; por aquellos que esperaban con miedo la idea de
un pueblo alemán unido porque podía volver a favorecer ideologías extremistas
como el nacionalismo y el pangermanismo.
Pero no nos equivoquemos, no sólo
fueron una minoría de alemanes y ciudadanos corrientes de países cercanos los
que vieron con miedo la reunificación; también personajes relevantes de aquella
época y altos mandatarios europeos como Giulio Andreotti, por entonces primer
ministro de Italia, su homólogo holandés Ruud Lubbers o la que fuera su más
clara opositora, la primera ministra del Reino Unido, también conocida como
“Dama de Hierro”, Margaret Thatcher. A Thatcher le preocupaba la predominancia
de una Alemania unida en la política exterior europea, sobre todo por su mayor
potencial económico así como por sus acuerdos y relaciones bilaterales con
otros países europeos además de los Estados Unidos. Tanto es así que la citada
Dama de Hierro no dudó en llamar al presidente George Bush el 22 de febrero de
1990 para advertirle de lo siguiente:
“Alemania
se convertirá en el Japón de Europa, pero peor —en referencia a una eventual
supremacía alemana en el continente—. El presidente francés está de acuerdo
conmigo respecto a que los alemanes pacíficamente lograrán lo que Hitler no alcanzó
en la Guerra. Sr. Presidente, sugiero la permanencia indefinida de las tropas
soviéticas en Alemania; ello nos permitiría mejorar nuestras relaciones con
Gorbachov y a la vez controlaremos a los alemanes”1
1. Fuente: Zelikow, Philip; Rice,
Condoleezza Rice. (1997) (en inglés) Germany
Unified and Europe Transformed: A Study in Statecraft. Harvard
University Press. ISBN 0674353250
p.206
No hay comentarios:
Publicar un comentario