Por Sergio Polo.
Otro de los temas recurrentes y de
mayor actualidad pública es el del precio del petróleo, un tema que da mucho
juego por la cantidad de teorías conspirativas que admite y que subyacen en su
entorno.
Yo, como espectador más interesado en
la economía y en todo aquello que pueda afectar a la macro en general y a los
factores PEST en particular, (políticos, económicos, sociales y tecnológicos),
voy siguiendo todas las noticias que se publican y se comentan al respecto. Me
fascina y me hace gracia a la vez, la imaginación de muchos de los que de ello hablan,
escriben e incluso postulan, ya que algunas de las causas esgrimidas para
explicar este abaratamiento daría para escribir varios Best Seller, sin duda,
de la mejor ficción. ¡Y ojo que no digo que no pueda llegar a ser cierto!, pero
vaya por delante que hay que tener imaginación.
De todas las que he conocido, una de las que
más me gusta es aquella que dice que obedece a una estrategia de la CIA para
acabar de golpe con el Estado Islámico, Rusia, Venezuela e Irán, ¡toma ya! Si
esto es así, sería la mayor carambola de una agencia internacional de la
historia. Aunque precisamente, si hay una commodity que permita este tipo de
lances, esa es precisamente el petróleo. ¿En qué se basa esta teoría? Pues se
basa en que el denominador común del grupo terrorista y de los tres países
caracterizados por no encontrarse, podríamos decir, entre los mejores amigos de
los americanos y del Sistema imperante, es la de la dependencia brutal de sus
presupuestos a la cotización del llamado oro negro. El Estado Islámico, a día
de hoy, controla varias refinerías y pozos de petróleo de Siria e Irak y, a
finales de verano, con los precios situados en el entorno de los 100$ por barril,
se estimaba que este grupo obtenía, de su venta clandestina, entre uno y tres
millones de dólares de beneficio diario, cantidad que habría descendido entre un 75% y
un 80% a los precios actuales y que pondría en jaque su particular guerra contra
el resto de la humanidad.
Por otro lado, Venezuela tiene sus presupuestos
elaborados con un precio de 120$ por barril con lo que la presión que ejercería
la nueva coyuntura, de prolongarse en el tiempo, podría sentenciar al gobierno
bolivariano de Nicolás Maduro y con ello hacer caer a la órbita de países
latinoamericanos, incluido Cuba, a los que financia y mantiene desde hace años.
Otro país, enemigo de los Estados Unidos, es Irán, que ha calculado sus
presupuestos con el precio de 110$ por barril y que ahora no podría financiar
su carrera nuclear.
Y por último Rusia, que ha hecho sus cálculos
macroeconómicos con un barril a 90$ y que vería seriamente dañada sus
pretendidas ansias expansionistas.
Por
todo esto, y si realmente la caída del precio del petróleo obedece a una
conspiración fraguada por la CIA, ¡chapó! Y si no: ¡bendita carambola! No
obstante yo me inclino a pensar que se debe a una reacción lógica del mercado ante
la entrada de técnicas disruptivas como el fracking y productos sustituvos, un
mercado que, como cualquier otro, trata de defenderse mientras se adapta buscando
su equilibrio.
Pasadlo Bien.
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